Una mañana con Alicia Alonso evocando a Giselle
Texto: Omi María Soria
En la mañana de este jueves 18 de diciembre se presentó por primera vez en Cuba, en la Sala Martínez Villena de la UNEAC(Unión de Escritores y Artistas de Cuba),publicado recientemente en
Madrid, el libro “Alicia Alonso o la eternidad de Giselle”, de la destacada periodista y escritora cubana Mayda Bustamante.
Con la presencia de una visiblemente emocionada Alicia Alonso, Prima Ballerina Assolutta, el escritor y etnólogo, Miguel Barnet, Presidente de la institución, figuras históricas del Ballet
Nacional de Cuba como: Aurora Bosch, Adolfo Roval y Joaquín Banegas, el reconocido periodista, Pedro de la Hoz, entre otras destacadas personalidades de la cultura y la danza
cubanas y numeroso público se inició este encuentro, pleno de momentos emocionantes.
Palabras de agradecimiento a la autora del libro, fueron pronunciadas por Miguel Barnet, seguidamente el Dr. Pedro Simón, Director del Museo Nacional de la Danza, intervino con una breve reseña
refiriéndose al valor incalculable de este libro editado con amor y esfuerzo por Ediciones Cumbres,editorial que radica en España de la que su autora es además su directora.
A continuación el notable poeta, ensayista y miembro de la Academia de la Lengua en Cuba, Roberto Méndez, realizó la presentación oficial en la que resaltó la importancia y el valor
de la publicación para la danza mundial.
Alicia Alonso o la eternidad de Giselle constituye la antología más completa de textos críticos sobre los aportes de la bailarina al personaje protagonista avalados por renombrados críticos
internacionales.
TaMBIÉNse proyectó un material fílmico de aproximadamente veinte minutos donde se muestran diferentes momentos de la interpretación de Giselle por Alicia Alonso en el Gran Teatro de la
Habana, el Metropolitan Opera House de New York, entre otros acompañada por reconocidos partenaires como Vladimir Vasiliev, Una mañana con Alicia en la UNEAC
En la mañana de este jueves 18 de diciembre se presentó por primera vez en Cuba, en la Sala Martínez Villena de la UNEAC, el libro “Alicia Alonso o la eternidad de Giselle”, de la destacada
periodista y escritora cubana Mayda Bustamante, residente en Madrid.
Con la presencia de una visiblemente emocionada Alicia Alonso, Prima Ballerina Assolutta, Miguel Barnet, Presidente de la institución, Aurora Bosch, Joaquín Banegas, Pedro de la
Hoz, entre otras destacadas personalidades de la cultura y la danza cubana y público en general se inició este encuentro de momentos emocionantes.
Palabras de agradecimiento a la autora del libro, fueron pronunciadas por Miguel Barnet, seguidamente el Dr. Pedro Simón, Director del Museo Nacional de la Danza, intervino con una breve reseña
en la que resaltó el valor incalculable de este libro editado con amor y esfuerzo en Madrid por Ediciones Cumbres, de la que su autora es además su directora.
A continuación el destacado poeta, ensayista y miembro de la Academia Real de la Lengua en Cuba, Roberto Méndez, realizó la presentación oficial y resaltó la importancia y el valor de
la publicación para la danza mundial.
Alicia Alonso o la eternidad de Giselle constituye la antología más completa de textos críticos sobre los aportes de la bailarina al personaje protagónico avalados por renombrados críticos
internacionales.
También se proyectó un material fílmico de aproximadamente veinte minutos donde se muestran diferentes momentos de la interpretación de Giselle por Alicia Alonso en el Gran Teatro de la
Habana, el Metropolitan Opera House de New York, entre otros, acompañada de reconocidos partenaires como Igor Youskevitch, Vladilen Semyonov, Erik Bruhn y Jorge Esquivel.
Por último se pusieron a la venta, además del libro, una colección de tarjetas postales, formada por veinte ejemplares numerados, con porte pagado desde Cuba a cualquier parte del mundo.
Estas tarjetas reproducen una infinidad de imágenes en su personaje más aplaudido, de diversas épocas y realizadas por fotógrafos eminentes. Las dos ediciones se agotaron al instante.
Una mañana de emociones y de beneplácito para los amantes del arte danzario.
Día 18 de diciembre a las 11 de la mañana.
Sala Rubén Martínez Villena de la Uneac.
Con la presencia de Alicia Alonso, Miguel Barnet, Presidente de la UNEAC, Pedro Simón, Director del Museo de la Danza, y Roberto Méndez quien tuvo a su cargo la presentación del libro.
Estuvieron presentes, Aurora Bosch, Adolfo Roval, Ricardo Reymena, Miguel Cabrera, Pedro de la Hoz, Nisia Agüero, el poeta Joaquín Baquero, Joaquñin Baquero, Carlos Ruiz de la Tejera, entre otros intelectuales y artistas cubanos.
GISELLE O LA ETERNIDAD PARA MÍ
Palabras de presentación del libroAlicia Alonso o la eternidad de Giselle
Sala Rubén Martínez Villena, UNEAC, 18 de diciembre de 2014.
Roberto Méndez Martínez
Alicia Alonso o la eternidad de Giselle es a la vez un libro útil, sorprendente y hermoso. Ese milagro ha sido posible gracias a Mayda Bustamante, periodista, promotora cultural, escritora, vinculada desde hace décadas, por trabajo y por amor, al Ballet Nacional de Cuba. Otros autores han publicado biografías o largas entrevistas a la estrella cubana, pero ella ha intentado algo mucho más complejo, una labor como la que desarrollaban los polifonistas venecianos, colocar múltiples voces en contrapunto, para formar un entramado único, porque este volumen, aparecido bajo el sello de Ediciones Cumbres nos regala una biografía singular, la del personaje de Giselle encarnado por Alicia, a partir de las memorias y consideraciones de la propia intérprete, así como desde los puntos de vista de muchísimos cronistas, desde aquel 2 de noviembre de 1943 en el escenario del neoyorkino Metropolitan Opera House, hasta 2013, es decir, siete décadas después.
El arte de la autora ha estado en no abandonarse a lo más fácil. Su labor no se ha limitado a recopilar textos y fotos y mezclarlos en uno de los tantos dossiers de aniversario que terminan acumulando polvo en ciertos archivos, sino que, conocedora a profundidad de la delicadeza y misterio de ese gran ballet romántico, ha sabido entregarnos las páginas reunidas de manera gradual, exquisitamente ordenadas como un corps de ballet que no irrumpe de golpe en escena sino que sabe aparecer, poco a poco, en el acorde preciso. Lo mismo sucede con las fotos, que no se limitan a conformar un anexo, sino que sirven como conductoras de la lectura, guías de una estela luminosa, de un magisterio que mientras más lo conocemos más nos asombra.
Cuando cortamos esa envoltura o crisálida que protege el volumen nos sucede lo mismo que al abrir, a veces, ciertas cajas de bombones: se despierta una delicada avidez que nos impele no al disfrute ordenado, sino a buscar, aquí y allá, esas esperadas delicias que convienen a ciertas horas de soledad o de crepúsculo. Nos entregamos a la contemplación de la foto que hacía décadas no mirábamos, repasamos el artículo en otro tiempo descubierto, o evocamos aquella función de la que fuimos espectadores y que hoy forma parte de la historia. Eso explica la secreta pedagogía de esta obra: enseña a través del disfrute, edifica una imagen a partir de sensaciones, unas veces vagas y flotantes como las luces de gas que envolvían en la escena de la Ópera de París la salida de Carlota Grisi de su tumba y otras, nos entrega esa claridad meridiana de las grandes verificaciones, como cuando Dulce María Loynaz nos dice de Alicia-Giselle: “Ella es verdaderamente una luz que se mueve” o cuando Cintio Vitier declara que: “Por ella Giselle se convirtió en una muchacha cubana bailando sola en el patio de su casa el misterio unitivo de las islas”.
Pero este libro, más allá del disfrute sensorial, es también un aporte notable a la historia de nuestra cultura toda, no únicamente la danzaria. Gracias a él es posible verificar cómo la relación Alicia Alonso – Giselle y me refiero no solo al rol, al personaje encarnado por ella, sino a la obra toda, se convierte en un nexo transformador para la artista y para la obra, de manera tal que una pieza paradigmática del romanticismo danzario europeo llegó en cierto momento a ser también un ballet cubano y a partir de allí fue posible el milagro de devolverla a Francia y al mundo, fresca y renovada, pero conservando sus mejores esencias: “Como hubiera querido verla Theóphile Gautier”. Se trata de uno de los más refinados ejemplos de lo que Don Fernando Ortiz llamara la transculturación.
En este sentido, el volumen es un gran homenaje a Alicia y a todo el arte cubano. La Giselle nuestra no solo motivó páginas admirables de algunos de los más exigentes críticos de danza de nuestro tiempo, sino que inspiró obras literarias en verso o en prosa que requerirían de un volumen aparte, sin olvidar esas creaciones plásticas – pinturas, dibujos, grabados, fotografías- que atesora el Museo de la Danza. Nuestra Alonso, a la vez que logró el más alto grado de reconocimiento universal, contribuyó a fecundar la cultura de su Isla, no solo porque fundó una compañía de ballet, ni porque su baile dio lugar a un estilo, a una escuela, sino porque despertó muchas fuerzas creadoras y ayudó a concertar una plenitud de talentos cuyos frutos nos rodean hoy.
No quiero concluir sin una breve evocación de otros días que el libro me hizo revivir: en mi adolescencia camagüeyana, yo seguía, domingo a domingo, el programa Ballet, por la emisora CMBF; gracias a sus productores: Pedro Simón y Miguel Cabrera, pude conocer las noticias y comentarios sobre el montaje de la versión cubana de Giselle en 1972 en la Ópera parisina, eso fue tan importante para mí como descubrir por aquellos días en un cine de barrio la versión fílmica de Enrique Pineda Barnet que desde entonces he visto muchas veces. Pocos años después, cuando llegué a La Habana para estudiar en la Universidad, comencé a escribir mis primeras críticas de ballet, acreditado por El Caimán Barbudo, de modo que no solo pude asistir a aquella histórica gala por el trigésimo quinto aniversario del debut de Alicia en Giselle y presenciar ese momento que hoy es un instante mítico de nuestra escena: aquél en que la bailarina fue coronada de laurel por Anton Dolin, escoltado por Igor Youskevitch y Jorge Esquivel, sino que pude conversar en ese y otros Festivales con Anton Dolin, Walter Terry, Ann Barzel, auténticos maestros para mí. Por entonces conocí a Mayda Bustamante, a cargo de las Relaciones Públicas y la Divulgación en el Ballet Nacional, gracias a ella pude disponer de invitaciones cada noche para las temporadas de la compañía en el Teatro García Lorca, a cambio de entregar una reseña crítica que sería leída en el programa Ballet el domingo. Tal cosa resultó se me convirtió en un aprendizaje gustoso y decisivo para mi carrera intelectual que nunca voy a olvidar.
Hoy, casi siete lustros después de aquellos instantes privilegiados, la amistosa deferencia de Pedro Simón me ha convocado a presentar este libro y apenas me atrevo a añadir: gracias Alicia no solo por convertir a Giselle en una obra auténticamente cubana y universal, sino por hacérnosla vivir a cada uno de los cubanos como una íntima y fructífera experiencia.
NOTA DE PRENSA
CON ALICIA ALONSO EN LA UNEAC
El jueves día 18 del presente mes, a las once de la mañana, la Sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), sita en 17 y H, El Vedado, acogerá la presentación de
importantes ediciones que exaltan el personaje creado por Alicia Alonso en Giselle, la protagonista del ballet romántico por excelencia. La presencia de destacados especialistas y la proyección
de un homenaje fílmico, acompañarán la primera presentación en Cuba del libro Alicia Alonso o la eternidad de Giselle, de Mayda Bustamante, título editado en Madrid por Ediciones Cumbres; y
también la puesta en circulación de una colección de tarjetas postales, que ha editado el Ministerio de Comunicaciones con motivo del aniversario 70 del debut de Alicia Alonso en su famoso
personaje. El libro que se presentará, profusamente ilustrado, constituye la más completa antología de textos críticos sobre los aportes de la bailarina cubana al personaje
protagonista de Giselle, avalados por renombrados críticos de distintos países. En cuanto a la colección de tarjetas postales, está formada por veinte ejemplares numerados, con porte pagado
desde Cuba a cualquier parte del mundo. Las veinte tarjetas reproducen otras tantas imágenes de la bailarina en su personaje más aclamado, de diversas épocas y fotógrafos eminentes. En ella
aparece acompañada de sus más reconocidas parejas en la escena, y en muchos casos las fotos testimonian su presencia en la Ópera de París, el Bolshoi de Moscú, el Covent Garden de Londres, y el
Metropolitan Opera House de Nueva York, entre otros reconocidos espacios escénicos. Ambas ediciones podrán ser adquiridas en esta oportunidad por el público presente.
La Habana, 5 de diciembre de 2014
Cuba debate.
Pocos saben que la gran bailarina y coreógrafa Alicia Alonso, actual directora del Ballet Nacional de Cuba (compañía que estará en el Teatro Villamarta con ‘Coppélia’ el 31 de octubre), vivió en Jerez allá por el año 1929 junto a su familia. “Ella guarda muy buenos recuerdos de aquella época, que siempre están en su corazón”, señala Mayda Bustamante, quien ha compartido muchos momentos de su vida artística desde su anterior cargo de vicepresidenta del Gran Teatro de La Habana.
Bustamante prepara ahora un libro que probablemente se llamará ‘La dimensión de Alicia Alonso en España’, donde abordará con más detalles estas vivencias jerezanas. Será su segundo trabajo editorial sobre la gran artista, puesto que presenta estos días el libro ‘Alicia Alonso o la eternidad de Giselle’, con motivo del 70 aniversario del debut en este personaje de la gran bailarina.
La llegada desde Cuba a Jerez vino motivada por motivos profesionales de su padre. El teniente veterinario Antonio Martínez Arreondo ya tuvo que desplazarse con su familia a Estados Unidos para perfeccionar sus estudios en el ramo. La importancia en nuestra ciudad de la cría caballar en instalaciones militares fue la razón principal por la que el Ejército cubano decidió enviar al teniente veterinario para continuar con sus investigaciones.
“En Jerez, Alicia y su hermana se dedicaron a tomar clases de danzas españolas para cumplir el deseo de su abuelo”, sostiene la autora. Él quería que las niñas aprendieran bailes españoles, puesto que de esa forma “le traerían un pedazo de su tierra”. Concretamente, de Cantabria, donde se sitúan los ancestros españoles de la mayor parte de su familia.
Su primera maestra fue una mujer corpulenta –narra Mayda Bustamante- que, tras unas primeras clases, ya no volvió a aparecer por la casa. “Años después se enteraron de que estaba embarazada”. Después tuvieron una maestra “joven y alegre” que enseñó a las niñas “bailes folclóricos tradicionales como las sevillanas, las malagueñas y las jotas”.
Contacto con las castañuelas
De estas enseñanzas, Mayda Bustamante destaca cómo la niña Alicia –que contaba con 8 años de edad- se sintió fascinada “por la postura orgullosa de la cabeza, junto a la fluidez de los movimientos sugerentes de los hombros y de las caderas”. Sin embargo, mayor impresión aún le causaría su primer contacto con las castañuelas. “Tanto encanto produjo en Alicia que las usaba en la cama para asegurarse de que podía tocarlas en cualquier posición que adoptaran sus manos y sus brazos”.
En el nuevo trabajo editorial que sobre Alicia Alonso prepara Mayda Bustamante, también se afirma que “en Jerez escuchó flamenco, el taconeo de los bailarines” y que, tras su estancia en nuestro país, “guardaría el recuerdo de una España vibrante, alegre, colorida” y donde entró por primera vez a un teatro, acompañada de su madre.
En cualquier caso, Mayda Bustamante –cuya relación personal y artística con la directora del Ballet Nacional de Cuba asciende a 38 años- ha puesto en el mercado editorial un interesante trabajo titulado ‘Alicia Alonso o la eternidad de Giselle’, publicado por Ediciones Cumbres. Se trata de la recopilación más completa publicada sobre su genial interpretación del personaje, la más extraordinaria en la historia del ballet en el siglo XX según afirman los críticos. También recoge los testimonios de la bailarina sobre el tema en diferentes momentos.
‘Alicia o la eternidad de Giselle’ ha sido presentado en varias ciudades españolas con la presencia de la propia bailarina, la autora y Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza de Cuba.
21.09.13/ http://www.eter.es/dn/actualidad/noticia.php?id=16526
Periodista: Mercedes Albi
Nos reunimos con Mayda Bustamante en la terraza de la cafetería de los Teatros del Canal. En unas horas, el Ballet Nacional de Cuba estrenará allí su “Coppelia”, retomando la tradición de
aquellas memorables temporadas de los septiembres madrileños. Mayda no se sube al escenario, y sin embargo es imprescindible. Ella habita dentro del aura mágica de lo que no se ve, y va de la
mano de ese misterioso duende que posibilita que el telón se levante de nuevo. Mujer de dos mundos, mitad española y mitad cubana, encuentra su verdadera patria en la belleza del arte y en su
incesante empeño en trabajar por la cultura desde diversos frentes. Entre sus numerosos cargos, destaca su labor como directora de Arte y Promociones Artísticas, así como su reciente actividad
dirigiendo la Editorial Cumbres.
Bajo su dulce sonrisa se esconde una mujer culta e inteligente que lucha incansablemente por lo que ama. Me muestra ilusionada el libro que termina de publicar: “Alicia Alonso o la eternidad de
Giselle”. Es una edición muy cuidada, con la que se conmemora el 70 aniversario del debut de la gran Alicia como Giselle. Es un título de los que hacen historia, una historia que narra un hito en
la evolución del ballet clásico del siglo XX, y que no debe faltar en las bibliotecas de los aficionados a la danza.
-¿Cómo te definirías?
-No sé si me definiré bien, pues me considero más una mujer de trabajo que de palabras. Una mujer de acción, de proyectos, de sueños... Y aunque parezca mentira, soy un poco tímida. (ríe)
-¿Desde cuándo comienza tu relación con el Ballet Nacional de Cuba?
-Empecé muy joven. Allá por el año 61 se hacía la primera prueba después de la revolución cubana para que las niñas entrasen en la escuela de ballet. Y me seleccionaron. Tenía gran flexibilidad,
extensiones... Pero al año de empezar lo dejé, pues para ser artista hacen falta además otras condiciones que yo no poseía.
-¿No has sido bailarina?
-No, pero algo desde aquella experiencia me marcó. Hice otras cosas, y acabé casi en mi origen.
-Cuéntame como llegaste a ser nada menos que Vicepresidenta del Gran Teatro de la Habana, y has llevado la dirección de comunicaciones y relaciones públicas del BNC, participado en la
organización de ocho ediciones del Festival Internacional de Ballet de la Habana... Y un montón de cargos y distinciones más que leo en la contraportada de tu libro.
-Verás, yo me licencié en lengua y literatura hispánica por la Universidad de la Habana, y empecé a trabajar el año 75 en el Consejo Nacional de Cultura. Mi actividad consistía fundamentalmente
en escribir los textos de las actividades culturales, entre ellas naturalmente, las de ballet. Un día sucedió algo que cambió mi vida.
-¿Qué pasó?
-Alicia Alonso se interesó por lo que escribía, y quiso saber quién era esa muchacha que se ocupaba de divulgar las actividades del ballet. Entonces me citó. Yo era tan joven y estaba tan
impresionada de verla allí frente a mí.. Casi ni me lo creía, cuando me preguntó: “¿Quiere usted trabajar en el Ballet Nacional de Cuba?”. Nunca podré olvidar aquel momento.
-¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en el BNC?
-17 años.
-¿Por qué dejaste todo y te viniste a España?
-Fue en el año 92. Mi padre era español, malagueño, y mi madre, hija de españoles, como casi todos los cubanos. Tuve que empezar de nuevo. Fueron años dificilísimos.
-Imagino lo duro que sería...
-Sí, porque te enfrentas a multitud de problemas, como el precio de los pisos. Al llegar no tienes ni dónde vivir. Luche partiendo de cero y creé una productora de espectáculos.
Yo venía de otro lugar, y aquí nadie te conoce y los que te conocen te olvidan cuando las circunstancias cambian...
-Pero, ¿Por qué te tuviste que marchar?
-Mira, no quiero hablar de lo malo, no me gusta detenerme en lo triste. Y ¿Sabes? Esto es algo que aprendí de Alicia, que es siempre tan positiva.
La he oído tantas veces decir: “yo tengo mucha capacidad para olvidar.. Por eso prefiero quedarme con lo bueno”. Seguí su sabio consejo. Olvidé, seguí hacia adelante y solo volví la vista atrás
para recordar lo bueno.
-Alicia me parece una mujer con tanto carisma... Nada más aparece en la sala de prensa, se hace un silencio, y todos los ojos se posan sobre ella. Poquísimas personas poseen un magnetismo
tan especial.
-No existe en la historia de la danza otra persona que haya sido Prima Ballerina Assoluta, coreógrafa (ha revisado todas las versiones de los grandes clásicos y creado sus propias obras), es la
artífice de la escuela de ballet cubana y ha dirigido el BCN desde hace 40 años... No existe en la historia una figura de la danza que haya conseguido todo esto. Ella es un fenómeno único.
-Sí, es increíble. Y lo que sucede con los grandes, que unos opinan esto, otros lo otro, unos critican y hasta le preguntan por temas políticos. Yo lo considero una falta de respeto. Un
artista es un artista y es por su arte por lo que debe evaluarse.
- Alicia es un genio, y los genios son difíciles de entender por parte de los mortales. Ella es comparable con Beethoven, que aunque era sordo, componía, o con Degas, que aun siendo ciego,
pintaba...
Te confieso que el privilegio más grande de mi vida es mi cercanía con Alicia. Ella ha inspirado cualquier acto de mi existencia. Y mantenemos el mismo afecto ahora, que antes de irme de
Cuba.
-Actualmente, tu productora Arte y Promociones Artísticas es una de las más importantes, y ahora ha organizado esta gira del BNC, con 31 funciones por España.
-También nos ocupamos de la distribución de la compañía en parte de Europa y América Latina.
-¿Y tu labor editorial?
-Ediciones Cumbres, surgió con el pretexto de un montaje nuevo de Alicia, el “Narciso”. Roger Salas quiso escribir un ensayo sobre el tema, y no se limitó a hacerlo sobre el ballet, sino que
efectuó un estudio exhaustivo de las raíces artísticas del mito y del proceso creativo. Desde entonces, ya tenemos 4 títulos publicados. Y éste que te muestro ahora, es la joya de la corona.
Conmemora el 70 aniversario de debut de Alicia Alonso en “Giselle”.
-¿Podrías destacar la importancia histórica de Alicia como bailarina?
-En una época en que a todas las bailarinas les rusificaban el nombre, ella se negó y mantuvo su nombre hispano. Alicia es la primera bailarina latina en irrumpir como tal en el mundo de ballet a
escala mundial.
-¿Cómo fue la primera vez que Alicia Alonso bailó “Giselle”?
-Fue el 2 de noviembre de 1943, en el Met de NY. Ella era solista.
-Y alguien enfermó y dio la oportunidad a una bailarina entonces desconocida...
-Sí. Nada menos que Alicia Markova tenía que bailarlo y no pudo. Nadie se atrevía a hacer el papel, pero la joven Alicia Alonso aceptó el reto. Ese día obtuvo sus primeras y grandes
críticas.
El libro es como un cuento real, la realidad posee los tintes de la leyenda: el primer papel de la bailarina desconocida sustituyendo a la más grande.
Y cuando termina de bailar, sus zapatillas están ensangrentadas por el esfuerzo. Entonces, entró un hombre en el camerino, cogió las zapatillas y dijo: “esto es para la historia”. !Nunca más se
supo nada de este señor! Nadie volvió verlo, ni se supo jamás quién era, ni lo que hizo con las zapatillas...
En el año 46, Alicia ya encabezaba los elencos de “Giselle” como primera figura. Ha sido considerada la Giselle más importante del siglo XX.
-¿Por qué crees que es su papel, cuando Alicia ha bailado magníficamente todos los grandes roles?
-Giselle es el papel que a ella más le ha interesado. Pienso que se debe al dramatismo del personaje. Ella se sensibiliza totalmente con la vertiente poético-dramática que entraña. Nadie ha hecho
como ella la escena de la locura.
-Yo siempre opino que el papel que posibilita un registro más amplio para las facultades expresivas de una actriz, es el de loca.
-Alicia no sólo interpretó su Giselle con grandes dotes actorales, también desde el punto de vista técnico es mítica la rapidez de sus entrechats del segundo acto de “Giselle”.
-Además, Alicia Alonso ha bailado el papel durante muchos años, ¿Cuándo dejó de hacer “Giselle”?
-No existe una bailarina más longeva. Ella lo baila en el 43, y luego conmemora varias décadas más, en el 53, el 63, el 73... Hasta el 92, que fue la última vez.
-Dime algún momento cumbre de la “relación” Alicia-Giselle.
-Yo creo que hay un hito, y es cuando desde París, cuna de “Giselle”, le piden a Alicia que monte su versión coreográfica.
-Y de todas las veces que lo ha interpretado, ¿Cuál podría considerarse la mejor?
-Es muy difícil opinar. Hay una de los años 60, cuando lo bailó con Vasiliev sobre la que Pedro Simón ha escribió un libro, que fue una representación sublime.
-El día 2 de noviembre, que es justamente la fecha del 70 aniversario de su primera interpretación del papel, el BNC está en España, ¿Hay una función especial?
-Sí, lo celebraremos con “Giselle” en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Pondremos un documental sobre los momentos más emblemáticos de Alicia en en papel. Será emocionante.
-¿Estás contenta con el libro?
-Me siento muy honrada de haberlo escrito y preparado. Es la más amplia recopilación sobre “Giselle”. Es un libro para los estudiosos, no habrá otro libro tan completo. Escribir un libro sobre
una artista en un solo personaje es algo que no se puede hacer sobre casi ningún artista. Y es que ella, Alicia, es Giselle.
-¿Ser editor sigue siendo un negocio hoy en día?
-No, mi editorial no es un negocio, solo aspiro a recuperar gastos para poder editar otro titulo. Lo hago por placer.
-¿Cómo ves la situación actual de la cultura en España?
-Yo tengo el corazón dividido entre Cuba y España, soy mitad y mitad, por eso no te hablo como extranjera. Me produce dolor que un país con esta historia tan espectacular, este patrimonio
único... Un país que tiene en literatura a Cervantes, el Siglo de Oro, y tantos y tantos... España es, sin lugar a dudas, uno de los países con un acervo cultural y artístico más rico. ¿Y cómo es
posible que desde las altas instancias del poder no se respete más, que no se saque partido de este grandísimo privilegio? España debía exportar cultura y atraer el turismo cultural como uno de
los destinos más importantes. Lo que tiene España no lo tiene casi ningún país del mundo.
-¿Os afecta la crisis a los promotores culturales? ¿Y el IVA?
-Es muy duro, es casi de vergüenza lo que sucede. La oferta cultural se ha empobrecido mucho el último año. La subida del IVA ha sido brutal para nosotros. Si a ésto añadimos que la gente, a
consecuencia de la crisis, acude menos al teatro; y encima tienes que pagar el 21% de IVA, el 10 % a autores... Entre unas cosas y otras te queda un 30% para pagar gastos y poder obtener un
beneficio. Es una barbaridad. Mira, por ejemplo, la cantidad de cómicos que se programan, son producciones con una sola persona, y se hacen a fin de poder abaratar costes. Es muy complicado hacer
una programación estable de calidad. Nosotros nos arriesgamos. Aquí en el Canal vamos a taquilla, arriesgamos nuestro propio dinero, pero cada vez se resiente todo más. ¿Cómo estamos educando al
público y a la nuevas generaciones en el país de Cervantes, de Velázquez...? ¿Qué calidad ofrecen nuestros escenarios?
José Martí, un pensador cubano dijo: “ser cultos para ser libres”.
Alicia Alonso es una mujer asombrosa. Con noventa y dos años, sigue impertérrita llevando las riendas del Ballet Nacional de Cuba, que ella misma fundó hace más de medio siglo. Y si para acompañarlo hay que viajar a España, no duda en embarcarse en un avión y cruzar el océano. Y si al llegar hay que atender a los periodistas,, sin apenas dormir y descansar, ella está dispuesta. Cansada, con los reflejos y el oido algo velados, pero con la firmeza y determinación habituales. Mantiene intactos el perfil digno y altivo, las manos arbóreas y la mente lúcida e inteligente.
«Tengo todavía tres ballets por estrenar», dice Alicia Alonso, satisfecha de su proeza. «¿Se levanta entonces cada día pensando en crear algo nuevo?», le pregunto. «No. ¿Usted sabe en qué me pienso todas las mañanas al levantarme?... En vivir. Me gusta mucho la vida, y creo que soy útil en la vida;eso me da un estímulo muy grande para seguir viviendo. Física y mentalmente, el ser humano tiene tendencia con los años a cansarse y a huir de la realidad;a querer descansar. ¡No! Todo aquel que tenga algo que ofrecer a los demás seres humanos no puede de ninguna manera descansar. Nos debemos a los demás». La vida de Alicia Alonso es la danza. «No concibo la vida sin ella. Y tener algo que ofrecer, poder compartir mis conocimientos, mi experiencia y mis enseñanzas, le da un sentido a mi vida, me hace sentir que soy necesaria. Y eso es mi razón de vivir».
Se le presenta por delante una nutrida agenda en los próximos días: la gira de la compañía por España, con la recepción del premio Atahjualpa del Cioppo en el festival iberoamericano de teatro de Cádiz; un homenaje en Sevilla el 2 de noviembre, y la presentación del libro «Alicia Alonso o la eternidad de Giselle», que ha escrito Mayda Bustamante al cumplirse setenta años de la primera ocasión en que encarnó el que habría de ser su más emblemático papel. Fue en el antiguo Metropolitan de Nueva York, en el año 1943.
«“Giselle” –el 2 de noviembre el Ballet Nacional de Cuba lo bailará en el Maestranza sevillano– es el primer papel que bailé como primera bailarina absoluta», recuerda. «Lo bailé con Anton Dolin en el American Ballet Theatre de Nueva York; fue algo repentino, porque la bailarina que debía hacerlo, Alicia Markova, enfermó. Las demás no se lo sabían o no querían bailarlo, y yo lo hice. Me di cuenta desde el primer momento de que era un papel muy rico, y lo he seguido trabajando durante toda mi vida; incluso ahora. Gozo mucho cuando se lo enseño a los demás, porque me siento –insiste en ello– útil para los demás. Tengo algo que puedo dar».
Alicia Alonso ha interpretado los principales papeles del repertorio clásico. «De todos los personajes he aprendido, con todos me enriquezco. Lo hago también cuando se los enseño a los demás. Es esa cosa linda que me alimenta como bailarina y como mujer. Entre Giselle y Carmen, por ejemplo, hay muchas diferencias. Giselle es el romanticismo puro, mientas que Carmen es realismo absoluto. Lo opuesto». Pero Carmen, reconoce al fin, «es especial para mí. Me recuerda a mi niñez, cuando estudiaba baile español. Yo siempre he tratado de bailar de manera sensual, y Carmen me permitía mostrar a esa mujer»